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75 años del Archivo Histórico de Cuenca: Mil años de historia recogidos en un Libro

Un libro para descubrir la fascinante historia del Archivo Histórico de Cuenca en su 75 aniversario, desde sus orígenes como sede del Tribunal de la Inquisición hasta su transformación en símbolo de la memoria histórica de la provincia de Cuenca.

Redacción - Actualizado: 7/3/2024 11:11
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Se han cumplido 75 años de la creación del Archivo Histórico de Cuenca y para celebrar este aniversario, su directora, Mª de la Almudena Serrano Mota, ha publicado un libro en el que llevaba trabajando unos años. La obra, editada por la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, recoge información desde el siglo X hasta el siglo XXI, y lleva por título Mil años de Historia. Archivo Histórico de Cuenca: Castillo, Inquisición, Cuartel y Cárcel. Tras unos breves datos sobre el castillo de Cuenca y su derrocamiento, y el emplazamiento tan singular de la ciudad, se pasa a finales del siglo XV, con el establecimiento, en Cuenca, del Tribunal de la Inquisición y los lugares que ocupó antes de que Felipe II, a instancia del cardenal Gaspar de Quiroga, hiciera donación del solar que fuera castillo de Cuenca, el 30 de septiembre de 1574, al Tribunal para que en él construyeran sus casas de Inquisición.

Las obras de construcción de un gran edificio, como fue la Inquisición de Cuenca, fueron muy costosas. Sin embargo, y a pesar de ser una edificación de gran apariencia, los inconvenientes que ocasionaba el lugar en que se encontraba, y las patologías del edificio, apreciados y sufridos, llegaron a principios del siglo XVII. En el capítulo titulado Un edificio perjudicial para la salud se ofrecen datos acerca de los menoscabos que se derivaban de la ubicación del Tribunal en aquel espacio que ocupó el Castillo de Cuenca. Se detalla la información referente a las propuestas de construir un nuevo edificio en la ciudad, más cercano y saludable para todos, inquisidores y presos. Sin embargo, el traslado de la Inquisición a otra zona no pudo ejecutarse por la carestía del proyecto y la menguadísima economía. Acerca del transcurso de los años en el edificio inquisitorial, se presentan varios casos de condenados célebres, desde finales del siglo XVI hasta principios del siglo XVIII.

El edificio fue ocupado por la Inquisición hasta la llegada de las tropas francesas a Cuenca, que se instalaron en él, con el inicio de la Guerra de la Independencia, y como consecuencia de aquellos años bélicos llegaron los destrozos inherentes al conflicto: una parte del edificio fue volada por los franceses al abandonar la ciudad. Además, en lo que supuso para los documentos del Archivo del Tribunal, hubo documentación que se perdió y otra que salió de la ciudad hacia la Sierra de Cuenca, donde se puso bajo custodia de las autoridades municipales. No solamente los franceses ocasionaron destrozos: el paso del Empecinado y sus acompañantes también contribuyeron a muchos desmanes. Tras todo esto, se encomendó a varios arquitectos que realizasen informes técnicos para conocer el estado del edificio.

Con el comienzo del siglo XIX, además, llegó el declive de la Inquisición, que vio cómo sus bienes fueron nacionalizados. Unos años más tarde, llegaría la Primera Guerra Carlista; paralelamente, se fueron subastando los bienes del Tribunal. El estado de abandono y deterioro favoreció el robo de materiales en el recinto de la ex Inquisición. El edificio fue sacado a subasta varias veces, pero, finalmente, el ayuntamiento de la ciudad, lo cedió como Cárcel y correccional del Partido judicial de Cuenca. A raíz de un Real decreto de 1877 sobre modernización de las prisiones y reforma de establecimientos penales, se solicitó información acerca del estado de los inmuebles, en la idea de mejorar y ver la posibilidad de construir una nueva cárcel. En este último cuarto del siglo XIX, la situación económica del país no estaba mejor que a principios del siglo XVII, cuando se propuso construir un nuevo edificio. Todos coincidían que no reunía condiciones de habitabilidad, pero la escasez económica determinó que, finalmente, y tras varias propuestas de edificar la cárcel en el centro de la ciudad, esta idea se abandonase por falta de fondos, con la Tesorería nacional exhausta. A las malas condiciones del edificio había que añadir el deterioro del Casco histórico de Cuenca. Un panorama desolador para emprender cualquier reforma. Sin embargo, la prisión continuó en el mismo lugar hasta el 18 de diciembre de 1972.

En este libro se dedica una parte importante a mostrar cómo se gestó la creación de los Archivos Históricos Provinciales en España, cómo el Archivo de la Delegación de Hacienda fue determinante en la documentación que hoy se conserva en el Archivo Histórico, y se detalla, también, el proceso de recogida de la documentación de las instituciones eclesiásticas, tras las desamortizaciones del siglo XIX, fondos documentales que hoy se encuentran custodiados en el Archivo Histórico de Cuenca y Archivo Histórico Nacional. También se ofrece información muy precisa sobre los lugares que ocupó la Delegación de Hacienda y su Archivo, su personal, los contratiempos que hubo que abordar y su ubicación definitiva, tras varios traslados.

El capítulo final está dedicado a la creación del Archivo Histórico Provincial el 18 de diciembre de 1948, justo 24 años antes de la supresión de la prisión de Cuenca, donde aquél acabaría, una vez rehabilitado el edificio e inaugurado, el 6 de mayo de 1991. Las gestiones que se hicieron para la instalación definitiva del Archivo en el antiguo edificio de la Inquisición muestran otros lugares que se contemplaron en aquellas decisiones que se iban tomando.

Finalmente, y una vez más, el edificio inquisitorial que debió construirse en otro lugar, la cárcel de finales del siglo XIX que también debió ocupar otro espacio, cedieron su lugar, cuando se tomó la decisión de rehabilitar el edificio ruinoso y destinarlo a Archivo Histórico.

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