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Villanueva de Alcorón, Guadalajara. Poco más de 150 vecinos, una pequeña gran familia que resiste en el corazón de la comarca del Alto Tajo. En sus calles aún se siente la calma de los pueblos, pero también el vacío que deja la despoblación. Fue aquí donde Ángel Ortiz y Beatriz Anta decidieron dar un giro a su vida. Fue aquí donde eligieron plantar cara al olvido.
La chispa surgió una tarde cualquiera, al ver a unos moteros preocupados por quedarse sin gasolina. La gasolinera del pueblo llevaba cerrada más de 20 años y, como tantos otros servicios rurales, su ausencia volvía más difícil la vida cotidiana. Esa escena encendió en ellos la idea: ¿y si abrimos de nuevo la gasolinera?
Para Ángel el vínculo con el pueblo siempre estuvo vivo. Su familia era de allí, y desde hace años regresaba con frecuencia. Beatriz, su pareja y socia, comparte con él un amor profundo por el entorno rural y un compromiso firme: aportar su granito de arena contra la despoblación.
El reto no es pequeño. Los trámites, la burocracia, la financiación han sido una carrera de fondo. Pero lo enfrentan con ilusión y realismo: quieren abrir en octubre con lo básico, conscientes de que el presupuesto es limitado. Eso sí, el proyecto apenas comienza. Porque además de dar gasolina, sueñan con muchas más cosas: un lavadero de coches, un punto de servicio para autocaravanas, organizar rutas con motoristas y automovilistas, e incluso instalar buzones de paquetería para empresas como Correos o Amazon, algo que los vecinos les piden con fuerza.
El pueblo, pese a su pequeño tamaño, tiene vida y servicios: un centro médico, botiquín, helipuerto, colegio, panadería, carnicería, supermercado, casas rurales y hasta un retén contra incendios. Y lo que Ángel y Beatriz sienten que está esperando brillar es ese “pequeño diamante en bruto” que es la cima de Alcorón, un paraje espectacular que convierte al pueblo en un centro neurálgico del Alto Tajo.
GREEN OIL 24H, la nueva gasolinera, será pronto mucho más que un surtidor. Será un punto de encuentro, un servicio esencial y, sobre todo, un símbolo de que todavía hay futuro para quienes deciden creer en sus raíces.
La de Beatriz y Ángel es la historia de un pueblo que se negó a hundirse. La de dos personas que pasaron de observar el problema a convertirse en parte de la solución. La de unos corazones que, al volver, trajeron consigo esperanza.
Hoy, en Villanueva de Alcorón, donde parecía no haber nada, vuelve a latir la vida.
