El 19 de marzo de 1812, en medio de la Guerra de la Independencia y como respuesta al intento de Napoleón Bonaparte de imponer una monarquía satélite en España, se promulgó la Constitución de Cádiz, popularmente conocida como "La Pepa". Esta histórica Carta Magna, aprobada en un contexto de agitación y lucha por la soberanía nacional, se convirtió en un hito fundamental en la historia constitucional española.
La Constitución de Cádiz marcó un cambio significativo al transferir la soberanía del Rey a la Nación, representada por diputados elegidos mediante sufragio indirecto. Inspirada por ideales democráticos y liberales, estableció la separación de poderes, siguiendo modelos franceses y estadounidenses, y consagró principios como la libertad personal y el derecho de propiedad.
Aunque no incluyó una declaración explícita de derechos y libertades, la Constitución sentó las bases para una estructura política más moderna. Sin embargo, mantuvo a España como un Estado confesional, sin reconocer la libertad religiosa.
En cuanto a la organización de los órganos constitucionales, se estableció una única cámara para las Cortes, con el fin de evitar la influencia de la nobleza y el clero. Los poderes del Rey fueron limitados, requiriendo el refrendo de sus actos por parte de los Secretarios de despacho.
A pesar de su importancia, la vigencia de la Constitución de Cádiz fue efímera, siendo derogada por Fernando VII en 1814. Sin embargo, su influencia perduró, dando lugar al Trienio Liberal tras el pronunciamiento de Riego en 1820 y ejerciendo un impacto duradero en la política española y más allá de sus fronteras, influyendo en las constituciones de las colonias españolas independizadas en América y en el surgimiento de estados europeos.
La Constitución de Cádiz representa un hito trascendental en la historia española y un legado perdurable en la lucha por la democracia y los derechos humanos a nivel global. Su espíritu sigue vivo en el tejido político y social de España y continúa inspirando movimientos en busca de un sistema justo y equitativo para todos los ciudadanos.
En el 212 aniversario de la aprobación de la Constitución de Cádiz, recordamos con orgullo y respeto su legado, que sigue siendo relevante en el panorama político y social de España y más allá. La Pepa representa un símbolo de lucha por la libertad y la justicia, y su influencia perdura en la conciencia colectiva de los pueblos que anhelan un futuro basado en los principios democráticos y los derechos fundamentales.