Santi Cañizares, ex portero del Real Madrid y de la Selección Española, ha compartido en una entrevista en Herrera en COPE con Alberto Herrera una de las experiencias más duras y trascendentes de su vida: la pérdida de su hijo Santi en 2018. El pequeño falleció a los cinco años tras un tumor en el cerebelo, pero su recuerdo sigue vivo y, según el propio Cañizares, continúa guiándole en cada paso.
🎙️👉🏻"Él me ayuda a saber qué camino elegir, y nunca me ha fallado"
— COPE (@COPE) September 19, 2025
Santiago Cañizarez se pasó por Herrera en Cope, en directo en Valencia, y nos ha contado cómo era su hijo Santi y la relación que, aun hoy, tiene con él. pic.twitter.com/XfTIInRPuL
El ex guardameta explicó que su hijo siempre mostró una personalidad muy especial. “Era un niño distinto, con reacciones muy extrañas. Iba al colegio feliz, pero al llegar a la puerta se frenaba en seco y no quería entrar. Quizás veía cosas que los demás no veíamos”, relató emocionado.
Cañizares recordó también unas palabras que aún resuenan en su memoria: “Papá, yo no he venido aquí a aprender nada, yo he venido a enseñaros, porque voy a estar aquí muy poco tiempo”. Poco después, unas navidades, comenzaron los primeros síntomas que derivaron en el diagnóstico de un tumor cerebral. Tras 18 meses de lucha, el niño falleció, dejando una huella imborrable en la familia.
A pesar de la tragedia, el ex portero asegura que aquel tiempo fue un regalo que les permitió comprender que “su mundo no era este, que pertenecía a otro lugar”. Hoy, afirma sentir su presencia constantemente: “Lo que más me sostiene es que siento que él está ahí y que la muerte no es el final. Cuando tengo un problema grave, le hago preguntas y me aporta soluciones. Nunca me ha fallado”.
Durante la conversación, Santi Cañizares también reflexionó sobre su vida en general, marcada por éxitos deportivos, altibajos personales y momentos de profunda dificultad: “He tenido una vida de altibajos, pero la gráfica es hacia arriba. He llegado a tocar el cielo y también el infierno”.
Con este testimonio, Cañizares ofrece no solo la historia personal de un padre que perdió a su hijo, sino también un mensaje de resiliencia y esperanza. Una vivencia que trasciende el deporte y que refuerza la imagen de un hombre capaz de encontrar sentido y fortaleza incluso en la mayor de las pérdidas.