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Altea, la encantadora villa mediterránea que cautiva los corazones de sus visitantes

Te invitamos a recorrer con nosotros la villa de Altea, la bella localidad enclavada en la Costa Blanca, al norte de la comarca de la Marina Baja en Alicante. Visitar Altea significa sumergirse en un rincón pintoresco del Mediterráneo, donde la belleza natural, la arquitectura única y la autenticidad se combinan para brindarte una experiencia inolvidable.

Redacción - Actualizado: 28/8/2023 9:48
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Imágenes: Adobe Stock
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Altea, con su encanto mediterráneo y calles empedradas, es un verdadero tesoro que brilla bajo el sol. Sus casas blancas y tejados de terracota, anclados en una colina frente al mar, crean un paisaje pintoresco que cautiva los corazones de quienes lo visitan. El sonido del mar y la brisa suave se mezclan con la armonía de sus galerías de arte y acogedores cafés, creando un ambiente mágico donde el tiempo parece detenerse. Altea es una joya que irradia serenidad y autenticidad en cada rincón.

Visitar Altea es embarcarse en un viaje de descubrimiento lleno de experiencias cautivadoras. Desde el momento en que pones un pie en este pueblo costero, te envuelve una sensación de calma y belleza que te hace olvidar las preocupaciones. Pasear por sus estrechas calles adoquinadas te permite explorar la autenticidad de la vida española, mientras que las vistas panorámicas del Mediterráneo desde lo alto de la colina son simplemente impresionantes.

Vistas desde el mirador de los Cronistas de España // Adobe Stock
Vistas desde el mirador de los Cronistas de España // Adobe Stock

Uno de los puntos más emblemáticos de Altea es su iglesia parroquial de Nuestra Señora del Consuelo, con su característica cúpula de tejas azules. Su arquitectura es una maravilla y su entorno, en el centro histórico, es perfecto para sumergirse en la atmósfera local.

Además, el Paseo Marítimo es un lugar esencial para experimentar la serenidad del mar y disfrutar de los restaurantes junto a la playa, donde se puede saborear la deliciosa gastronomía mediterránea.

Visita obligada merecen las galerías de arte y talleres de artesanos que inundan las calles, capturando la creatividad y la cultura que fluyen en Altea. Sin embargo, no es menos obligatoria la parada en uno de los restaurantes que, en terrazas con vistas al Mediterráneo, o en patios sombríos, nos permitirán degustar la gastronomía local, y llevarnos un buen sabor de boca de Altea.

Un poco de historia

La historia de Altea está marcada por el paso de diferentes civilizaciones: íberos, griegos, fenicios, romanos y musulmanes han marcado la fisionomía de la localidad y la personalidad de sus gentes.

Durante la última fase del dominio musulmán, Altea perteneció a la taifa de Denia. Fue conquistada en 1244 por Jaime I de Aragón.

Iglesia Ntra. Sra. del Consuelo, Altea // Adobe Stock
Iglesia Ntra. Sra. del Consuelo, Altea // Adobe Stock

Las playas y calas que rodean Altea son un paraíso para los amantes del mar y los deportes acuáticos, y ofrecen una gran variedad de opciones para disfrutar del mar y la naturaleza en su máximo esplendor, al igual que el resto de la Costa Blanca.

La Playa de la Roda es una de las principales playas de Altea. Con sus aguas tranquilas, es ideal para nadar y relajarse bajo el sol. Sin embargo, a medida que exploras más allá, descubrirás calas más recónditas como la Cala del Soio, un rincón tranquilo rodeado de rocas y aguas cristalinas que invitan al buceo y al snorkel.

Playas de Altea // Adobe Stock
Playas de Altea // Adobe Stock

Los deportes marítimos también son una parte esencial de la experiencia en Altea. Puedes practicar kayak y explorar las impresionantes costas desde una perspectiva diferente. Para los entusiastas del buceo, las aguas ricas en vida marina y formaciones rocosas submarinas ofrecen emocionantes oportunidades de exploración.

Los aficionados al windsurf y al paddle surf encontrarán en Altea el escenario perfecto para deslizarse sobre las olas. Además, el buceo, el esnórquel y la pesca deportiva son actividades populares para aquellos que buscan sumergirse en la vida marina y disfrutar de la belleza del Mediterráneo.

Vista de la Bahía desde Punta del Mascarat // Adobe Stock
Vista de la Bahía desde Punta del Mascarat // Adobe Stock

Altea, enclave cultural

Altea es uno de los puntos culturales más importantes del levante español, ostenta el título de Capital Cultural de la Comunidad Valenciana.

Esta tradición cultural viene desde los años 60 y 70, en que Altea se convirtió en un refugio inspirador para numerosos artistas que buscaban la belleza y la tranquilidad de la Costa Blanca. Su encanto mediterráneo y paisajes pintorescos atrajeron a pintores, escritores y músicos que encontraron en este rincón de España una fuente inagotable de creatividad.

Calles empedradas de Altea // Adobe Stock
Calles empedradas de Altea // Adobe Stock

Uno de los artistas más destacados que vivió en Altea durante ese tiempo fue el pintor holandés Kees van Bohemen. Sus obras reflejan la influencia de la luz y los colores de la región, capturando la esencia del Mediterráneo en su paleta única.

Además, el escultor y ceramista Toni Marí se estableció en Altea en los años 60, dejando una marca indeleble en la comunidad artística local. Sus obras están expuestas en todo el pueblo, y su estilo distintivo se convirtió en un elemento integral de la identidad artística de Altea.

El poeta y escritor Juan Gil-Albert también encontró inspiración en Altea, pasando temporadas allí y plasmando la esencia del lugar en sus versos. Su amor por la naturaleza y la tranquilidad del entorno se refleja en su poesía, que se convirtió en un homenaje lírico a este rincón costero.

Altea cuenta con importantes instalaciones culturales, como el Palau de Altea, la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Miguel Hernández de Alicante, el Conservatorio de Música, el Centro Cultural de Altea la Vella y el Museo Étnico de Música.

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