Eliminada una de las últimas normas del franquismo que todavía regía en el fútbol
¿Sabías que la forma en que nombramos a los árbitros de fútbol en España tiene una historia oculta que se remonta al franquismo? Lo que parecía una simple tradición, era en realidad una norma impuesta para evitar problemas al régimen. Ahora, 55 años después, el fútbol español dice adiós a una de sus costumbres más arraigadas
Redacción - 17/8/2025
Este fin de semana, con el arranque de la temporada 25/26, ha caído una de las tradiciones más curiosas y longevas del fútbol español: los árbitros ya no serán presentados por sus dos apellidos, sino por su nombre y uno solo. Puede parecer un detalle mínimo, pero en realidad tiene detrás una historia bastante llamativa que conecta el fútbol con la censura del régimen franquista.
Todo se remonta al año 1969, cuando llegó a Primera División el colegiado murciano Ángel Franco Martínez. Imagina las crónicas de la prensa deportiva o los cánticos en los estadios de la época: “el partido lo estropeó Franco”, “el peor, Franco”, “el estadio entero abucheó a Franco”… Obviamente, esas frases llegaban a los oídos del dictador Francisco Franco, que no veía con buenos ojos las interpretaciones de doble sentido.
Para evitar confusiones (y sobre todo gritos incómodos), se tomó una decisión tajante: los árbitros serían siempre nombrados por sus dos apellidos. Así nacieron denominaciones tan conocidas como Mateu Lahoz, Hernández Hernández, Gil Manzano o Pérez Burrull. Durante más de cinco décadas esa costumbre se mantuvo sin excepción.
Ahora, 55 años después, el Comité Técnico de Árbitros (CTA), bajo la dirección de Fran Soto, ha decidido dar un giro. A partir de esta temporada, los colegiados serán presentados como en el resto del fútbol internacional: por su nombre y primer apellido. Así, lo que antes era Alberola Rojas se queda en Javier Alberola, y lo que antes sonaba como Gil Manzano pasa a ser sencillamente Jesús Gil.
Detrás de esta decisión no hay solo una cuestión estética, sino un intento por humanizar la figura del árbitro. La idea es acercarlos al aficionado, integrarlos más como parte del espectáculo deportivo y no como un rostro anónimo que suele ser blanco de críticas. Se trata, según el CTA, de un pequeño gesto dentro de toda una estrategia para cambiar la percepción pública del colectivo arbitral.
La novedad ya se vio en el partido que abrió la Liga entre Girona y Rayo Vallecano, donde en las designaciones oficiales quedó atrás cualquier rastro de “doble apellido”. Javier Alberola en el campo y Mario Melero en el VAR marcaron el inicio de esta nueva era.
Lo que empezó como una imposición política para silenciar críticas ha acabado convirtiéndose en anécdota histórica, y al fin se deja atrás. El fútbol español dice adiós a una norma que nació con Franco… y que se despide más de medio siglo después.